martes, 30 de octubre de 2012

Shibari, el sexo japonés con cuerdas


Shibari es la denominación japonesa para los atamientos tipo bondage, realizados como práctica de refinada relación sexual. Conoce aquí todo al respecto Contrariamente al bondage, no es absolutamente necesario que la persona sea inmovilizada, total o parcialmente.

“Inventada como una técnica de sutil y muy codificada forma de tortura y apresamiento de prisioneros, que solo podía ser ejecutada y enseñada por un guerrero samurái, el shibari se construía por etapas, con una considerable atención a los tiempos: primero se inmovilizaba el tronco, luego nalgas y vientre, y finalmente se inmovilizaba el cuerpo en su conjunto”.

“Un orgasmo patas para arriba, con el cuerpo tan inmovilizado que es imposible hasta contorsionarse de placer. Parece la locura y escena del exorcismo, pero hay mucha gente que ata en este tipo de fetiche. Literalmente, con cuerdas y nudos. Oriental, la técnica sadomasoquista es conocida como Shibari y forma parte del Bondage (prácticas sexuales para inmovilizar a la pareja con cadenas, camisa de fuerza o cualquier otro material). En otras palabras, se trata de actos de tortura erótica real. Nada de venda para los ojos y esposas de peluche." - explicó Nathalia Ziemkiewicz en su blog Sexipedia, en la web de la revista Época, de S. Paulo.

En el período Edo (1600-1878), en Japón se desarrolló un arte marcial, llamado hobaku-jutsu, cuyo objetivo era atrapar y mantener retenidos a enemigos o criminales por medio de cuerdas. Se desarrollaron técnicas muy precisas para lograr este fin (a veces cada comunidad rural y cada familia de samuráis tenía las suyas), de modo que al exponer en la plaza pública al prisionero maniatado o colgado, la gente podía, observando la forma de las ligaduras y el tipo de cuerda, deducir la clase social del reo, el crimen que se le imputaba y a veces, también, su edad y profesión.

Muchos expertos opinan que Hojojutsu (también así llamado) es el auténtico precursor del shibari, y por tanto del bondage. Durante cientos de años, la policía japonesa (que enroló a gente de la clase más baja de samuráis sin empleo tras el final del periodo de los Señores de la Guerra) empleó esas técnicas secretas para inmovilizar a los criminales.

Debían seguir 3 normas inviolables al ejecutar un Hojojutsu:

> El prisionero no debía sufrir daños permanentes
> El prisionero no debía poder escapar
> Nadie que no fuera de la casta samurái, debía presenciar su técnica.

Aún hoy en día, la policía nipona sigue practicando sistemas de lucha como el Taihojutsu, que incorporan antiguas técnicas Hojojutsu para los atamientos.



Hacia finales del periodo Edo aparece la primera documentación sobre el shibari o bondage propiamente dicho, en forma de imágenes donde se muestra el uso de la cuerda con fines eróticos, posiblemente como consecuencia de la apertura del Japón medieval al mundo occidental.

En el castillo de Matsumoto se puede probar la existencia de los primeros dibujos señalando el paso del shibari de técnica marcial y de tortura a práctica de refinada sensualidad.

En el siglo 20, a partir de la década de los ’60, el shibari inicia en Japón un periodo de esplendor. Los grandes maestros de las diferentes escuelas, realizan exhibiciones en teatros y salas, gozan de una altísima consideración social y tienen innumerables fans deseando ser su dorei (sumisa/o, esclava/o), considerándose un honor ser sometido a un shibari por parte de uno de los maestros del arte.

Nathalia Ziemkiewicz habló con el administrador paulistano Toshi, de 39 años, un autodidacta en el tema. Desde 1992, investiga en libros y en Internet. Por timidez y miedo a la discriminación, sólo comenzó a asistir a grupos de BDSM (siglas de Bondage y Disciplina, Dominación y Sumisión sadismo y masoquismo) hace poco más de un año. Toshi dará su primer workshop el domingo, 3 de junio, en la segunda edición del Pop Porn Festival. Especie de movida porno en São Paulo, el evento cuenta con 48 horas de programación ininterrumpida desde el viernes: películas, fotos, cursos, presentaciones y debates sobre la cultura pornográfica.

-¿Quién inventó el Shibari?

-Japón, un país insular con recursos naturales limitados. En la Edad Feudal, todo el acero y el hierro eran utilizados para fabricar armas. La cuerda era una herramienta de la vida cotidiana. Los militares, por ejemplo, no tenía cadenas para que los presos no se escapen. Así que crearon amarres. Después, la técnica fue “robada” por sadomasoquistas.


lunes, 22 de octubre de 2012

Las 3 cosas que ellas prefieren antes que el sexo


En distintos estudios se establecieron las preferencias de las mujeres, si es que las hacen elegir por sobre el sexo. Mira si estás de acuerdo.

• El 84% de mujeres con gusto por los videojuegos aseguró que prefieren los juegos electrónicos que el sexo.

Un estudio reveló que las mujeres están más interesadas por los videojuegos que por ir de compras, hacer ejercicio, consentirse o tener sexo.

Un total de 1,052 individuos participó en la encuesta y aunque se trata de una muestra considerablemente pequeña, los resultados arrojaron que el 49% de mujeres gustan de los videojuegos, una ligera diferencia del 1% a comparación del 50% de hombres interesados en esta actividad.

• El poder de las redes sociales se apoderaron de ellas. Según una encuesta realizada por la revista Cosmopolitan, se llegó al resultado que un 20% de las mujeres preferían dejar de tener sexo a no utilizar Facebook.

Sí, créalo. La revista hizo una encuesta a 2.000 de sus lectoras, en donde preguntaban: si pudieras dejar el sexo, la televisión, la computadora, enviar mensajes o Facebook por siete días, ¿qué dejaría? La encuesta encontró que un 20% de las mujeres prefieren la red social al sexo.

• Una investigación basada en 27 mil millones de mensajes de redes sociales como Twitter y Facebook, estableció que las mujeres prefieren tomar un rico helado antes que tener sexo. Los resultados arrojaron además, que si la pregunta se la hacen a ellos, la preferencia es los autos, por sobre el sexo.

5 mentiras que se dicen a si mismos los que pagan por sexo


Un estudio reciente publicado por Christine Milrod y Ronald Weitzer analiza 2.442 publicaciones escritas por personas que pagan por tener sexo en un foro de discusión online que analiza las trabajadoras sexuales y sus servicios.

Muchas de las personas que pagaban por sexo expresaron su deseo de hacer crecer sus relaciones más allá del acto sexual y desarrollar sentimientos y amor mutuo con la persona a la cual pagaban.

Esto puede resultar un poco contradictorio y nos puede llevar a preguntas como ¿Qué piensa esta gente que paga por tener sexo? ¿Que se dicen a sí mismos sobre lo que hacen? Pues a continuación os hago una recopilación de las 5 mentiras que más frecuentemente se cuentan a sí mismos:

1. “ No estoy haciendo nada malo”
Esto les sirve para de alguna forma olvidar que están violando la ley, ya que la prostitución es un acto ilegal. Esto sin tener en cuenta que muchos de los que hacen esto mantienen relaciones de noviazgo o matrimonio con otras personas y aquí estarían también violando un contrato de fidelidad y respeto para con ellos.

2. “Esto podría convertirse en una relación real”
Los encuestados piensan que están recibiendo una relación real, pero en realidad están buscando gratificación instantánea. Según una encuesta, el 32% de los clientes detenidos por solicitar una prostituta dijo que compró sexo porque “no tenía tiempo para una relación convencional” ; 28. % “no quería las responsabilidades de una relación”, y el 18% dijo que “preferiría tener relaciones sexuales con una prostituta que tener una relación convencional con una mujer.”

En otras palabras, el 78% de las personas que pagan por sexo no quiere preocuparse por una relación “real” y prefieren pagar por sexo. Un mensaje implícito aquí es que la transacción entre el profesional del sexo y el cliente se trata de dinero y control.

3. “Sólo lo hago por la emoción”
Los encuestados dicen que están buscando la emoción, pero esto podría suponer el principio de una adicción sexual.  Biológicamente, las personas que buscan la intensidad y la emoción de participar en un acto sexual están programando su cerebro para buscar emociones cada vez mayores para obtener el mismo efecto. Muchos de los que respondieron a la encuesta podrían experimentar ansiedad y síndrome de abstinencia si deciden dejar de pagar por sexo.

4. “Creo que podría amarles”
Pero en realidad, los encuestados podrían estar actuando en relación a sus fantasías. Podrían imaginar que tienen un “sentimiento de amor” hacia la trabajadora sexual. Incluso en las relaciones “reales” existe un aspecto de proyectar lo que quieres a la otra persona. Por esto, tiene bastante sentido que alguien que paga repetidas veces por la misma trabajadora sexual esté imaginando que tiene una “relación real” con ella.

5. “Me lo merezco”
Los encuestados muestran un sentido del derecho. En otras palabras, están diciendo: “quiero sexo de cierta manera y merezco obtenerlo. Tengo derecho a obtenerlo”.