lunes, 24 de septiembre de 2012

Los excitantes piercings de los pezones


La perforación del cuerpo ha existido desde tiempos antiguos. Algunos dicen que los centuriones romanos se traspasaban los pezones como un símbolo de honor y fraternidad. 
También se sabe que los antiguos romanos utilizaron la perforación del prepucio (que se practicaba a los esclavos como medio de control sexual). Sabemos que las mujeres de mediados del siglo XIV tenían un gran interés en mostrar sus pezones de esta manera.
La perforación siempre se ha realizado con una aguja, pero en las últimas décadas este proceso se ha mejorado de forma espectacular. La ciencia médica moderna ha reducido en gran medida las complicaciones, y con la ayuda de un profesional, pocas cosas pueden salir mal. A pesar de que los rockeros británicos punkis popularizaron el método DIY (do it yourself), esta no es para nada una opción recomendable.

Los piercings en los pezones deben ser realizados por profesionales que cuentan con el equipo y el ambiente estéril adecuado, además de la experiencia de cientos o miles de repeticiones. El procedimiento básico es sencillo. La entrada y la ubicación de la salida se marcan con un bolígrafo. A continuación, toda la zona se esteriliza con un antiséptico y se congela, ya sea con un anestésico local o con otro método.
Después se realiza el agujero mediante un tubo delgado y puntiagudo llamado cánula, seguido inmediatamente por detrás de la primera pieza de joyería que se va a colocar en el pezón. Todo esto se puede hacer sin dolor excesivo, pero teniendo en cuenta la sensibilidad de los pezones, puede que tengas posteriores molestias. Los que ya tienen uno dicen que las molestias posteriores merecen la pena.




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